lunes, 8 de diciembre de 2014

Patito Bueno Segunda parte patito feo 



Primeras páginas de la segunda parte de patito feo.


Capítulo 1 La soledad

Elizabeth cada día que pasaba tenía más confianza en sí misma y sus posibilidades, no había olvidado todavía lo que había sentido por David, el odio que sentía por su hermano, el musical la tuvo alejada de Madrid ya hacía tres meses que no había vuelto a casa, ni a ver Suerte su amiga más querida. La gira la tenía muy ocupada, pero ya eran varias semanas que recibía un ramo de flores, con una extraña nota.

-Señorita Ferrer. –dijo un mozo al que ella miro iba caracterizada como Madonna en like player, con un sugerente vestido rojo. Traía un ramo de rosas rojas, el mismo que llevaba recibiendo en los últimos meses todos los días sería un admirador secreto. Ella lo cogió ahora sonriendo siempre tenía la esperanza que ese ramo fuera de David confesándole su amor y esperándola cuando terminara el musical, pero nuevamente era una nota sin remitente.

Señorita Ferrer:
          No hay día que no vea su actuación que no sienta
Como trasmite cada una de sus interpretaciones, su belleza,
Eclipsa todo lo que la rodea, eres un autentico Ángel que deslumbra todo
Lo que toca.        
                                     Atentamente su más ferviente admirador.

Ella se acercó ahora al chico para decirle quien le había encargado el ramo.

-¿Me podrías decir quién te ha encargado este ramo? –ella le miro pero el chico le dijo lo que le decían siempre que no sabía de quien era. Ahora tiraron de ella para el camerino se vistió con otra ropa y salió de nuevo al escenario.

Empezó a sonar una canción de Madonna una de las más modernas ella iba vestida con un corpiño, con unos pantalones negros anchos, en medio del escenario había un coche.

Otro bailarín hacía del otro protagonista del video clip era “four minutes” con justin timberlake ahora se acercaba a él que estaba en el coche la subía a ella los dos bailaban encima del coche cuando la canción hacia tic tac, ella movía sus caderas de una lado para otro, ahora se cambiaban de sitio los dos bailando mientras la canción sonaba, bajaron del coche se unió toda la compañía bailando, los dos que eran los protagonistas de la canción ahora se miraban y se quitaban la ropa, mirándose, hasta que termino la canción y pararon.

            Era el último número la gente aplaudía en el teatro que estaba hasta la bandera, ella hacia la reverencia sonreía. Se bajó el telón el otro chico beso su mejillas, ella volvió a su camerino para cambiarse ahora, llevaba sólo el corpiño por que los pantalones se quitaban tirando de ellos por cada lado, era como una especie de bañador, pero unos toques en la puerta la hicieron parar, se miró al espejo cogió una goma del pelo se agarró su pelo, abrió la puerta allí estaba…

-David. –dijo ella a punto estuvo de caerle las lágrimas, había esperado tanto ese momento, que él volviera de nuevo, la perdonara, quería tanto estar con él ahora sabia la palabra que él había dicho lo del dolor en el pecho, es lo que sintió ahora. –yo…

-No soy David. –ella le miro ahora su cara cambio radicalmente le odiaba tantísimo como una persona que tenía las misma cara, se podía sentir tanto asco. –me gustaría tanto hacerme pasar por él, que me miraras como lo miras a él.

-¿Qué quieres? –le dijo mirándole a los ojos fijamente. Agarro el pomo de la puerta, para pegarle con ella toda la cara imbécil, como tenía la cara de presentarse allí después de lo que le había hecho.

-Me perdonas, no he podido sacar de mi mente aquel día. –ahora se acercó a ella que se sintió muy violenta. –Me gustaría que pudiéramos hablar que pudiéramos arreglarlo y que me dieras una oportunidad en tu vida. –ella agarro la puerta más fuerte se la soltaba en la cara, pero se estaba aguantando.

-No quiero verte, ni que te me acerques, me das asco. –ella le miro ahora, no se iba ahí estaba tan tranquilo escuchando todo. –Que te marches. –le grito habían pasado meses pero seguía sintiendo el mismo odio, rencor. –tendré que llamar a seguridad. –Cerro la puerta ahora pero sintió que la volvía a golpear, decía algo se acercó y escucho lo que decía.

-El ramo de flores es mío, te seguiré mandando hasta que me perdones. –ella miro ahora el ramo, se acercó a dónde estaba; lo cogió, abrió la puerta y se lo tiro casi a la cara.

-No quiero tus flores, ni nada de ti. –le dijo ella pego un portazo. Luego echo el pestillo de la puerta. Pero volvieron a llamar a la puerta. –Que me dejes. –dijo ella furiosa.

-Eli. –ella reconoció la voz de uno de sus compañeros, que solía bailar con ella en las coreografías y con el cual tenía ahora una amistad.

-Emilio, perdona. –dijo cuando abrió la puerta, este tenía las flores en las manos ahora.
-Así tratas a tus admiradores. –ella le sonrió ahora. Era muy agradable y siempre la sacaba una sonrisa.

-No sólo los que me sacan de quicio. –le dijo devolviéndole la sonrisa ahora a ella.
-Me preguntaba si te vas al hotel o te apetece cenar conmigo. –ahora ella andaba mirándose al espejo, se volvió.

-Claro que me apetece, creo que ya hemos cenado un par de veces tú y yo juntos. Me cambio nos vamos. –él se fue al cenit de la puerta y dejo el ramo al lado una mesa, ella lo miro ahora. Pensativa.

Suerte estaba muy feliz tenia billetes para Sevilla deseaba muchísimo ver a su amiga bailar le había mandado dos entradas. Pero no sabía cómo decirle a David que también tenía una para él. Este estaba ahora sentado en el sofá y miraba pensativo algo que echaban en la tele.
-David. –él la miro a su amiga. Saco una especie de entrada se la enseño. –Eli me mando dos entradas para que fuéramos a verla, unos billetes a Sevilla en el tren de alta velocidad. –se las puso encima de la mesa de enfrente de él, las miró, se levantó las cogió, se acercó a la papelera de la cocina y las tiro. Suerte hacía con la cara que no. Se marchó a su habitación
Preparo su maleta y se marchó toda contenta para coger el tren deseaba ver a su amiga.
  David que estaba sentado en el salón de la casa que compartía con las dos y miraba la entrada pensativo, su Patito asustado, que tanta ternura le producía, le había invitado a verla bailar, pero él la había visto cuando estaba en Madrid varias veces en la última fila, era preciosa toda ella cuando bailaba.


            Su forma elegante de moverse, su cara inocente, su sonrisa traviesa, a veces la imaginaba dormida abrazada a su cuerpo, su mirada, se imaginaba bailando aquel tango tan sensual con ella, cuando ella tuvo la hipotermia y él la calentó, no sabía quién de los dos lo había hecho más, cuando la encontró desnuda en la bañera, ella grito que saliera de allí, podía recordarla todavía desnuda mientras su piel mojada, húmeda, brillaba, su cara enfadada,  sus ojos cuando le hacia el amor, pero entonces se levantó volvió tirar la entrada, porque también recordó lo que paso...

Próximamente en Amazon y Google Play.